martes, octubre 31, 2006

Maestro Zelada


Hoy los peruanos nos encontramos henchidos de orgullo de nuestra música criolla.

Personalmente prefiero celebrar, guitarra y charango en mano, la inmensa variedad de géneros musicales peruanos durante muchos días al año (pandillas puneñas, huaynos ayacuchanos, mulizas huancaínas, marineras norteñas, etc) con interés que va mas allá de lo oportunista y mercantil que resulta acordarse en una sola noche de los cultivadores de nuestra música. Y a veces hasta en eso erramos. Lo primero que pensamos en días como estos es en Eva Ayllón que, con todo el respeto a su trayectoria musical, no representa necesariamente el amplio espectro de artistas que han entregado su vida a rescatar y crear nuestra música. En estos días, por ejemplo, lejos de nuestra tierra Susana Baca continúa su exitosa gira internacional y en nuestra Lima criolla pocos la recuerdan. Lo mismo sucede con la música andina. Pensamos que nuestra música andina empieza en Dina Páucar y termina en William Luna. Tremenda injusticia.

Considero que días de homenajes creados por decretos como Día de la Canción Andina el 15 de junio y Día de la Canción Criolla (o Peruana) el 31 de Octubre siempre serán poco homenaje a nuestros artistas en la medida que no los reconozcamos adecuada y oportunamente.

Para la mayoría de limeños hoy, aparte de Halloween, es el Día de la Canción Criolla y es una buena oportunidad para rememorar al único músico criollo que he conocido. Me refiero al Adolfo Zelada Arteaga conocido por sus discípulos como el “maestro Zelada”. Y es en la tarea de ser un aprendiz de su arte para tocar la guitarra que lo conocí. Lo primero que tengo que decir es que en medio de mi avidez por aprender a leer música consideré, en primera instancia, al maestro Zelada como alguien de quien no aprendería mucho. Me equivoqué y en gran escala.

En realidad no sabía quién era y qué representaba para la música criolla de la guardia vieja. Lo conocí después de tomar clases de lectura musical con Edgar Espinoza en la UPCH. Y, como era de esperar, me sorprendió el cambio de método de enseñanza.

Tocaba magistralmente, hacia arreglos musicales, y después de unos minutos me pedía que yo hiciera lo mismo. Obviamente siempre necesitaba que lo repitiera por enésima vez antes de captar el truco. Pero el truco consistía en la forma cómo interpretaba en el quiebre preciso, en el retoque y repique. Es decir, vivir sentir e interpretar el criollismo.

Luego, en las siguientes clases cuando teníamos que repasar lo aprendido comenzaba a tocar una segunda melodía complementaria a la primera o una variante cada vez más criolla que la primera. Daba por asumido que ya aprendí la lección anterior. Y cuando le pedía que lo repitiera me decía que también lo había olvidado. Y al tratar de recordar aparecía una mejor versión o alguna versión que recordaba de hace mucho tiempo cuando tocaba con Chabuca Granda.

El maestro Zelada ha tocado en 1978 durante una temporada de 6 meses con Chabuca Granda, Pititi (cajón) y Alvaro Lagos (Guitarra) en el parque del centro habitacional “La Aldea” entre las avenidas Benavides y Larco.

También ha tocado, entre otros, con Manuel Acosta Ojeda quien al referirse al maestro Zelada dijo alguna vez: Mis valses criollos los enriquece la primera guitarra de Adolfo Zelada Arteaga, que junto a Oscar Avilés Arcos, es el único de los grandes guitarristas que conservan el sabor antiguo.

Al final olvidé mi ansiedad por esperar una partitura del maestro, que ya bordeaba los 80 años, para contemplar y oír su maestría en la ejecución de la guitarra criolla. Muy pronto supe que era parte de la historia viva de nuestra música afroperuana y que era muy considerado en la Escuela Nacional de Folklore. Entre otras agrupaciones ha formado parte de Perú Negro y es considerado como uno de los mejores guitarristas criollos del Siglo XX en nuestro país.

El año pasado el CEMDUC de la PUCP le rindió un homenaje merecido al maestro, algo que no hicimos en la UPCH cuando era nuestro profesor. Lo mismo sucedió cuando Eusebio «Pititi» Sirio era nuestro maestro de cajón peruano.

Desde esta tribuna mi homenaje al maestro Zelada y muchos otros olvidados.




(Fotografía gracias a Tine Verdonck)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El maestro Zelada es simplemente genial. Un caracter bastante inusual, un muy condimentado sentido del humor y muy pocas ganas de no decir lo que piensa complementan la maestría con la que toca la guitarra, o como alguna vez le he escuchado decir 'le hace el amor'.

Tradicionalista como ninguno, acá en el Cemduc lo queremos mucho. A veces nos cuesta entenderlo y vale que a muchos nos ha dado miedo más de una vez, pero es todo un privilegio saber que todos los sábados aprendemos algo nuevo de él.

Anónimo dijo...

De acuerdo con las percepciones presentadas de parte del autor respecto al Maestro Zelada....sólo no puedo evitar un dato que me inspira duda: alguna vez tocó con Chabuca Granda? agradecería si nos puedes ratificar la afirmación presentada.

Fuera de ello, no dejaré pasar la oportunidad de mencionar la admiración, cariño y respeto que nos inspira; no sólo como músico y profesor sino también como amigo... por eso será q le llamamos maestro....

Lessia

Unknown dijo...

En alguna oportunidad en un ensayo con el grupo de música folklórica de la UPCH el maestro Zelada comentó que había tocado con Chabuca Granda. No sé con qué frecuencia lo habría hecho pero ese dato salió de él.
Es grato saber que hay gente que lo aprecia.
Creo que amerita un reencuentro con el maestro.

Anónimo dijo...

La carrera de Adolfo Zelada está intimamente ligada a la de Los Troveros Criollos (el dúo y el trio). Participó como apoyo en muchos de sus discos.

Pocos saben además que él fue un famoso integrante de Los Galanes, un trío muy popular a mediados de los cincuentas. Cursan por youtube algunas fotos de este grupo.