lunes, julio 09, 2007

Yo no voté por Machu Picchu


Pocas veces he visto a mis compatriotas tan henchidos de orgullo. Machu Picchu es una de las siete nuevas maravillas del mundo y hay que festejar. Me uno a esta alegría pero de un modo muy modesto. Considero que no es motivo para tanta pompa. Muchos van a creer que no soy patriota por escribir estas líneas. Pero sinceramente, para mí, lo único rescatable de todo esto es escuchar a Alan García (que dicho sea de paso se subió al carro de la euforia popular) leer Alturas de Machu Picchu de Pablo Neruda. Esto no lo habría hecho otro presidente. Talvez Toledo se habría disfrazado de Inca como el alcalde de Aguas Calientes. Talvez Fujimori habría atribuido el logro a Montesinos. Pero ningún otro Presidente habría leído un poema y menos de un chileno (Humala ni pensarlo porque le falta sustancia gris y le sobra chauvinismo).

No voté por Machu Picchu por varias razones. Primero porque la convocatoria no me llegó a convencer del todo. No votaría por algo sólo porque los demás quieren que vote.

Creo que la designación como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad en 1981 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha sido el hito más importante, aunque menos mediático, en la historia moderna de Machu Picchu. Esta nueva designación de la nueva maravilla no veo que aporte nada nuevo. Algunos dirán que van a venir más turistas. Eso es precisamente lo que me preocupa: la codicia de la industria turística. Aunque la UNESCO todavía no ha incluido a Machu Picchu en su lista de lugares en peligro esa posibilidad creo que sigue latente. Según los expertos de la UNESCO la presencia simultánea de 300 personas en Machu Picchu ya podría estar causando algún tipo de daño a largo plazo. Antes de ser la nueva maravilla ya superaba los 2000 visitantes por día.

Por otro lado algunas empresas privadas extranjeras se han asegurado los derechos de explotación comercial del santuario, así como de sus únicas vías de acceso terrestre. Entonces económicamente hay intereses ajenos a los de los pobladores locales que podrían estar en juego.

Además, tengo la sensación de que el turismo en el Perú siempre opta por el camino corto que a la larga va en desmedro del bagaje cultural local. Yo, como casi la mayoría de peruanos (votantes “maravillosos” incluidos), nunca he ido a Machu Picchu. He estado en Cusco sólo dos días por trabajo hace algunos años. En este corto tiempo pude ver un estilo de vida muy foráneo y poco local en el centro de Cusco. Músicos en algún restaurante tocando música boliviana para los extranjeros que se van con la idea de haber escuchado música cuzqueña. Gente acosando turistas (en inglés, por supuesto) para venderles entradas a las discotecas y restaurantes. A una cuadra de la plaza pude ver un grupo de gente drogándose.

Finalmente no voté por Machu Picchu porque aún tengo en mi recuerdo dos episodios no muy lejanos que pude ver en nuestra televisión. Un par de jóvenes chilenos pintaron algunas piedras y la Backus por hacer un comercial rompió un pedazo del Intihuatana. Con esas dos experiencias que no puedo borrar de mi mente para qué quiero que algún concurso que aún no llega a convencerme convierta en maravilla algo que per se ya es maravilloso.

2 comentarios:

E.H.D. dijo...

Apesar de que yo -entre otras cosas por ser cusqueño- sì votè por Machu Picchu, crèo que èsto de las 7 maravillas, es un simple y llano NEGOCIO propiciado por el tal weber, quien hizo la convocatoria, finalmente èl no pesa menos que la UNESCO. si èsa organizaciòn huviera convocado a votar, quzas huviera sido algo màs "honesto"

Anónimo dijo...

Muy importante la opinión del entusiasta que escribió el primer comentario a tu texto Isaac (por lo menos escribió Machu Picchu correctamente y con mayúsculas).

Tengo que decir que tampoco estoy de acuerdo con la designación de Machu Picchu como una maravilla, a pesar de que esto traerá beneficios (y maleficios) a nuestro terruño, pero por otras razones.

Por otro lado, conozco la ciudadela Inca mi estimado Isaac y puedo decir que visitarla es una experiencia muy agradable. Lamentablemente, la criollada cuzqueña (no sé si pueda aplicar ese término) sumada al sentimiento místico de los turistas y al desorden característico del gobierno y su gente hacen que hayas presenciado esas faltas durante tu efímera estancia en Cuzco.

En fin, como siempre todo es relativo y hay mucho que debatir. Creo que ya hemos hablado de esto antes en un almuercito "viajuvenil" y me despido diciendo que NSTM.

Saludos