domingo, marzo 21, 2010

Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial


Hoy se celebra en el mundo en Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Estoy convencido que si pregunto a todos mis amigos, conocidos y familiares nadie admitiría ser racista. El único peruano que lo admitiría y con orgullo sería Marco Aurelio Denegri. Pero sus razones son de una sinceridad muy ilustrada y están dentro de una definición ajena a la que plantea esta conmemoración.
Entonces por qué habría que luchar contra algo que supuestamente no existiría. Un racismo sin racistas confesos pareciera como una lucha sin sentido.
Algo curioso también es que conozco varias personas con innegables raíces indígenas andinas, amazónicas o africanas que no sólo no reconocen ese lado genético que llevan dentro, si no más bien resaltan con mucho orgullo su otro aporte genético, más pequeño por supuesto, que vino de Europa y que les ha puesto en su fenotipo una tonalidad más clara de piel o de ojos.
Los peruanos somos burlones de todo y no es extraño que ver gente que se burla de las "minorías" étnicas aunque compartan las mismas raíces étnicas.
Admito que en mis bromas diarias a veces también hago referencia a nuestras diferencias étnicas. Mi amiga Anne Buffardi me lo ha hecho notar últimamente cuando estiré el rabillo de mis ojos con mis manos para hacer referencia a un amigo "chino" descendiente de japoneses.
Además, recuerdo haber bromeado con mis amigos shipibos sobre los shipibos cuando el contexto lo permitía. Jeiser, Paiva, Becky y Demer, mis entrañables amigos shipibos, podrán ser testigos que nunca hubo intención peyorativa en alguna broma que hayamos compartido.
Me tomo ciertas licencias en estos casos porque al tenerlos como amigos cercanos estoy seguro que si me estuviera excediendo me lo dirían (al menos eso espero). Y sobre todo porque se los puedo decir directamente y la broma encaja en el contexto y provoca el efecto deseado de sonreír y pasarla bien.
Pero como ser humano perfectible puede ser que haya dicho cosas sin haber sido conciente de estar hiriendo susceptibilidades en cuestiones étnicas (en otros asuntos sí estoy seguro que ando hiriendo susceptibilidades).

Como peruano por supuesto que estoy contínuamente expuesto a frases racistas en la televisión y la prensa escrita (liderada por Correo y Andrés Bedoya). Como consecuencia los peruanos, conciente o inconcientemente, terminamos perpetuando el racismo con nuestro silencio cómplice o adhiriendo lo escuchado o leído a nuestras conversaciones cotidianas.

¿Por qué estoy haciendo esta autocrítica? (No, amiga Andén esto tampoco califica como psicoanálisis) ¿Por qué justo hoy?

Bueno, estaba leyendo un artículo sobre el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial en el Dominical y me acordé de algo que me estuvo dando vueltas en la cabeza últimamente.

Una amiga, de raíces africanas, me dijo en una conversación de chat una broma insólita. Después de haberme demostrado que sabía mucho sobre un tema específico de la ciencia me dijo refiriéndose a sí misma: "y eso que son más de las 12". La broma me dio más curiosidad que risa porque usualmente eso lo escuchamos de los que viven orgullosos de tener poco pigmento en la piel respecto de los que están más pigmentados. Y comenzamos a discutir el por qué dijo eso. Me contó que desde niña en casa le decían, como broma cruel por supuesto, que no la iban a poner a estudiar en un colegio de turno tarde por el color de su piel (en referencia de la frase "los negros sólo piensan hasta el mediodía"). He sido testigo decir a otra persona decirle eso a esta amiga. Pero que ella mismo lo diga y que haya sido expuesta a esta infortunada broma en su propia familia me parece interesante desde el punto de vista antropológico. Para conmemorar este día planteo dos preguntas como ejercicio introspectivo ¿Qué tan racistas somos los que no admitimos serlo? y ¿Qué tan racista puede ser una persona consigo misma?

( Imagen tomada de http://www.un.org/depts/dhl/spanish/racial/index.html )

No hay comentarios.: