martes, mayo 08, 2007

Watanabe, muchacho en flor

La muerte de José Watanabe la he sentido como si fuese la de alguien a quien he conocido de cerca. Fue tantas las ganas de algún día conocerlo personalmente que me hizo pensar que ya lo conocía. Sólo tuve una oportunidad de escucharlo en un conversatorio en el Centro Cultural de España. En otras ocasiones no pude verlo ni escucharlo por la mala administración de mis tiempos. Por ejemplo, me perdí la presentación en vivo del CD que grabó con Rafo Raez. Esas cosas que la falta de tiempo hace que, a posteriori, uno se arrepienta.

Aquella vez que lo escuché estuvo al extremo izquierdo de la mesa. Al otro extremo estaba un señorial Antonio Cisneros. Lo que me llamó la atención es la empatía que tuvo casi instantáneamente con el auditorio. Era uno de nosotros sentado ahí arriba. Hablaba en nuestro mismo idioma.

Talvez la motivación por la que siempre quise conocerlo es porque fue formado en mi mismo colegio: el centenario San Juan. Ahí donde César Vallejo fue profesor de Ciro Alegría. Ahí donde en los patios cantamos a diario: Sanjuanistas avancemos hacia arriba sin cesar. Y en momentos especiales cantábamos: Sanjuanistas, muchachos en flor.

Cuando pensaba en conocer a José Watanabe la pregunta que le habría hecho es de qué manera el colegio influyó en su poesía.

Dentro de los libros que tengo siempre cerca está Banderas detrás de la niebla. Siempre tendré presente en la lectura de la poesía de Watanabe que esos versos fueron escritos por un sanjuanista.

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