Bitácora personal de Isaac Alva. En esta bitácora respeto los derechos de propiedad de los contenidos audiovisuales (fotografías, videos y/o audios). La fuente está siempre explícitamente citada al final de cada nota.
miércoles, julio 25, 2012
De cómo encontramos a Guevara
El 24 de Junio de este año fue el pretexto ideal para volver a Trujillo para ver a algunos amigos del colegio. Ese día se celebra el aniversario del Colegio San Juan donde estudié solo dos años pero mis recuerdos parecen decirme que fueron diez. Lo digo así porque en este corto tiempo logré hacer muy buenos amigos. En esos dos años estudié mucho para poder suplir las deficiencias académicas que traía de Juanjuí y para tentar la posibilidad de llegar a alguna universidad. Los que me conocen saben que esos dos años fueron el trampolín de Juanjui a la UPCH y que debieron ser muy recargados en horas de estudio. Bueno, con toda esa tarea titánica de nivelarme, me volví un ser muy aislado del mundo. Pero aun así me di tiempo para tener buenas amistades que aún conservo. Lamentablemente la distancia nos había alejado bastante y el Facebook se encargó de reunirnos virtualmente para planear el encuentro real después de casi 20 años.
El primer día que llegué al San Juan, la primera persona que conocí fue Guevara. Muy pronto el tiempo se encargó de que me olvidara de su apellido ya que los sobrenombres duran más en las épocas escolares. Sin embargo, nunca he olvidado a la persona. Principalmente porque fue mi primer amigo en un lugar totalmente distinto a mi colegio de origen. Además, siempre ha sido diferente al promedio y en las aulas no perdonamos las diferencias, las aplastamos. Por lo tanto él también era un solitario en su propio lugar por la poca comprensión de los demás. Nadie en el colegio jugaba ajedrez mejor que él.
Al siguiente año yo ya tenía más amigos y casi sin darme cuenta estábamos en carpetas separadas y la amistad se fue difuminando.
Veinte años después estaba con algunos amigos del colegio comiendo cebiche y bebiendo pisco sour después del desfile en la plaza de armas. Como siempre recordando a cada amigo y profesor ausente en la mesa. Hasta que llegamos al turno de Guevara. Decían que lo habían visto en la televisión, en la calle, etc. Pero nadie sabia donde estaba y con qué amigos del colegio estaba en contacto. ¿Sería posible encontrarlo?
Hasta que Ruiz Ulco se iluminó (talvez porque no tomó pisco sour) y dijo: yo lo vi caminando por alguna calle hace algún tiempo. Claro, qué gran ayuda. ¿Seguiría caminando por la misma calle desde entonces? Ademas qué calle sería esa. Todos desestimamos esa información y talvez no recordábamos que nuestro amigo Ruiz Ulco estaba totalmente sobrio. Solo basto que yo dijera que sinceramente me gustaría visitar a Guevara y decirle que sus amigos aun existen para que todos se pusieran a buscar la bendita calle de aquel entonces. Fue una caminata sin rumbo aparente. Solo Ruiz Ulco sabia que estábamos en buena pista. Los demás creo yo que estábamos como Fujimori persiguiendo a Montesinos con toda la prensa comprada. Bueno después de algunas idas y venidas Ruiz Ulco dijo esta es la casa donde lo vi caminando algún día. ¿Y? Eso no significa que ahí vive. Era domingo y no había mucha gente para preguntar. Ya estábamos convencidos que estábamos en una empresa fallida. Sobretodo porque casi no estábamos seguros de su nombre, solo de su chapa. Como preguntar por alguien que no sabíamos como se llama, que solo recordamos una chapa de hace 20 años y que hace algún tiempo estuvo caminado frente a esta casa. Pero olvidábamos nuevamente la sobriedad de Ruiz Ulco. Tocamos la puerta y alguien parece esconderse detrás de la cortina. Más misterio. Dos puertas a la izquierda sale un hombre. Pero parece ser de la misma casa. Carbajal intenta preguntarle con un identikit hablado, eso nunca falla. Señor por esta calle vivirá nuestro amigo que hace 20 años era flaco y alto, que caminaba como un flaco alto, así mire. Todos pesimistas: Que va a decir pues. Es fácil adivinar que se reiría, diría que no o huiría pensando que hemos salido de un manicomio. Pero calló y pensó. Estaría aguantando la risa, pensé. Pero lo que dijo fue algo que nos regresó a la tierra: Sí, ahorita lo llamo. Regresó y desapareció. Minutos de incredulidad más tarde apareció Guevara agitando las manos y todos incrédulos. Lo habíamos encontrado.
La lección aprendida es: si buscas a tus amigos los encontrarás sobretodo si no tomas pisco sour.
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